Motivación y Disciplina en el Trabajo

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A lo largo de estas semanas, te hemos acompañado brindándote orientación en la travesía para unirte al mundo laboral y desarrollarte profesionalmente. Ahora bien, es importante tener en cuenta que en este proceso y aun cuando hayas obtenido el trabajo que deseas, frecuentemente te encontrarás en situaciones no tan favorables que, dependiendo la magnitud de las circunstancias, pueden llegar a mermar tu impulso hacia el crecimiento. En esta ocasión, queremos compartirte una perspectiva que te puede ser de utilidad en esos momentos en los que consideras seriamente dejar de intentar.

Quizás pueda parecer obvio, pero no está de más dejarlo claro: un trabajo es, en sí mismo, una actividad que representará un reto, ya sea porque supone un desafío a tus capacidades y habilidades, o bien porque demandará el valioso recurso de tu tiempo para que sea llevado a cabo con calidad y profesionalismo.

En la mayoría de los casos la motivación de desempeñarte en un trabajo que disfrutes, obtener una promoción o crecer económicamente, bastará para que des lo mejor de ti y uses tus aptitudes para afrontar cada circunstancia, a pesar de que no siempre sea favorable. Desde el punto de vista de la Psicología, la motivación responde a las necesidades de las diferentes esferas de la vida del ser humano, entre ellas el trabajo. Bien gestionado, tu empleo te motivará a explotar tus recursos y superar cada adversidad.

Pero, ¿qué ocurre cuando la motivación no es suficiente?

Probablemente te has encontrado en circunstancias en las que parece que simplemente, perdiste las ganas de seguir adelante y no encuentras motivos para continuar esforzándote. Es aquí donde entra en juego la disciplina, esta te ayudará a no perder de vista los objetivos que te han hecho iniciar el camino y la mejor parte, es que se trata de una herramienta desarrollable.

Esto es planteándose una serie de cuestiones como: ¿qué quiero lograr? y ¿qué necesito hacer para llegar a ese objetivo?, podrás desarrollar estrategias libres de carga emocional que te guiarán paso a paso en esos momentos en los que no sientes deseo por seguir avanzando o en los que preferirías dejarlo todo.

Otro aspecto importante, es cuidar de ti mismo; evalúa la carga de trabajo que asumes y determina cuál es la mejor opción para llevarlo a cabo sin que comprometa tu salud mental y física. Adicionalmente, puedes valerte de tus redes de apoyo para afrontar cada dificultad de manera más llevadera.

Sabemos que suena sencillo en teoría, pero en la práctica quizás no lo sea tanto, por lo que te recomendamos primeramente conocerte, entender tus necesidades, motivaciones y objetivos, identificar los recursos con los que cuentas y buscar la visión que más se adecúe a tus convicciones y que te acerque a la mejor versión de ti.

Una vez que has definido lo anterior, podrás hacer uso de los conceptos que te compartimos y sacarles provecho para tener éxito no solo alcanzando objetivos, sino también, disfrutando el proceso.

Escrito por: Luis Ángel Pérez

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