Cada mes de junio, las calles se visten de arcoíris para conmemorar el Orgullo LGBTQ+. Sin embargo, es vital recordar que detrás de las celebraciones coloridas y los desfiles vibrantes existe una comunidad compleja, diversa y en constante evolución. La sigla LGBTQ+ no es solo un conjunto de letras: es un recordatorio de que el Orgullo debe representar a lesbianas, gays, bisexuales, personas trans, queer, intersexuales, asexuales y muchas otras identidades que merecen ser vistas, escuchadas y celebradas.
Reducir el Orgullo a una narrativa única o comercial es una oportunidad perdida. Es momento de mirarnos en el espejo colectivo y reconocer la diversidad que nos habita, porque el verdadero Orgullo se construye desde la inclusión.
Para esto, es fundamental entender que la vivencia del Orgullo no es igual para todos; factores como la raza, la clase, la discapacidad, la edad o la religión moldean en gran manera nuestras experiencias y configuran nuestras necesidades. Esta interseccionalidad nos recuerda que no hay una sola forma de ser parte de esta comunidad, y que la inclusión real comienza cuando reconocemos y respondemos a esas diferencias con empatía y acción.
Dar espacio a las historias de las personas más relegadas dentro de las comunidades también es un acto de justicia y fuerza que hace crecer al mismo movimiento. No basta con que haya diversidad en imágenes o campañas: es necesario que todas las voces tengan espacio, que se escuche a cada una de las identidades, en especial las más silenciadas, para fortalecer el tejido que nos une y hace de este movimiento una celebración auténtica.
El Orgullo implica apoyo mutuo. Construir comunidad es cuidarnos entre nosotros, crear redes solidarias y comprometernos con otras luchas sociales que también buscan justicia y equidad. Ser parte de un movimiento, y en especial el movimiento LGBTQ+, significa también estar presentes para quienes más lo necesitan, dentro y fuera de nuestros círculos.
Porque en última instancia, el verdadero Orgullo no se trata de encajar en una imagen, sino de reflejar todas nuestras diversidades. Nuestra fuerza no está en lo homogéneo, sino en lo diverso.